segunda-feira, julho 17, 2006

G de Guerra

Os editoriais do The Guardian e do El País, sobre a reunião do G8 e a crise no Médio Oriente. É o mínimo que se pode dizer.

It could, then, have been a stroke of good fortune for the Group of Eight nations to be meeting at the same time as a downward spiral of retaliation and counter-strike took hold in Israel and Lebanon. In a sane world the summit would have allowed the heads of the most powerful countries to sit down and jointly persuade all sides into respecting a ceasefire and imposing a period of calm. Instead, the G8 meeting in St Petersburg remained divided. Its emergency communique, issued last night after long wrangling, merely called for "utmost restraint" and an end to attacks, and for the UN security council to consider a monitoring force on the border between Israel and Lebanon.


Mientras el nudo de la guerra se aprieta sobre Líbano y Gaza y se cobraba ayer más de treinta muertos, los líderes del G 8, el conjunto de naciones más ricas del mundo, hacía ayer pública una declaración que instaba a Israel, a los palestinos y a la milicia de Hezbolá a que suspendan las operaciones militares. Una invocación tan seráfica tiene por fuerza que resultar inocua, salvo que se interprete, como parecería lógico, que Estados Unidos hará valer su influencia sobre Israel para detener el sangriento ataque sobre el sur de Líbano. Pero, en sus propios términos, la declaración es la demostración de que Estados Unidos, Rusia y Francia mantienen significativos desacuerdos sobre el origen y alcance de este episodio bélico. Lo que George Bush presenta como el derecho de Israel a defenderse -una versión de la política de intervención preventiva aplicada por su Administración en Afganistán e Irak-, para Francia es una respuesta excesiva de Israel, que quizá apunte a otros objetivos políticos y militares (Irán y Siria).